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Distintivo

Gastronomía  Wellness

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Una de la experiencias más atractivas que nos ofrece el turismo es el disfrutar de la gastronomía local de los lugares que visitamos, ya que en esta se encuentra influenciada en gran parte por los productos de la región con la cual nuestros antepasados desarrollaron un sin número de deliciosos platillos. Pero además de ofrecernos ricos sabores, estas gastronomías locales ofrecen una variedad de nutrientes frescos y saludables.

Los estudios en nutrición señalan a la dieta mediterránea como un tipo de alimentación saludable que se ha relacionado con la longevidad del ser humano. Esta dieta llama la atención en los años 60, elaborada en ciertas zonas del Mediterráneo (Creta, Grecia, sur de Italia etc.) en las cuales el promedio de vida era más alto. Lo que motivo el estudio de 7 países (Finlandia, Grecia, Italia, Japón, Holanda, Estados Unidos y Yugoslavia) durante 25 años, encontrando en quienes la practicaban una disminución de mortalidad por cardiopatía isquémica, enfermedades cerebrovasculares, cáncer de estómago y de pulmón. Esto solo fue el inicio para múltiples estudios que han encontrado otros beneficios como la disminución de las enfermedades neurodegenerativas.

 

Los alimentos que forman parte de la dieta mediterránea son, los cereales, (pan, pasta, arroz) las legumbres y las frutas y verduras que aportan glúcidos complejos y fibra. Cuenta con un aporte suficiente de proteínas, principalmente del pescado seguido por las aves y en pequeñas cantidades de carne roja. La fuente principal de lípidos proviene del aceite de oliva, el cual es rico en ácidos grasos mono insaturados que forman parte de los fosfolípidos de la membrana celular y a los que se les ha atribuido un efecto protector contra la ateroesclerosis, lo cual explica la cardio protección. Los ácidos grasos poliinsaturados como el linoleico tienden a ser abundantes en el aceite vegetales como el maíz, soya, girasol y cártamo entre otros y también se les considera protectores, relacionándolos con menor actividad inflamatoria y trombótica. Por último otros de sus derivados son el omega 3 y 6 abundantes en el aceite de pescado. Los ácidos grasos saturados funcionan principalmente como fuente de energía y el cuerpo los puede sintetizar, son importantes en la dieta en pequeñas cantidades, ya que se les considera generador de ateromas al igual que las margarinas que son aceites ricos en ácidos grasos poliinsaturados que se hidrogenan.

 

También en la dieta mediterránea se encuentre el vino tinto en pequeñas cantidades, por ser rico en polifenoles, flavonoides (catequina y quercetina) y resveratrol, potentes antioxidantes que reducen la mortalidad cardiovascular y la incidencia de enfermedades neurodegenerativas como los síndromes demenciales.

 

La dieta mediterránea aporta las distinta vitaminas y minerales indispensables, como el hierro que se encuentra principalmente en la carne roja, la cual como mencionamos anteriormente debe consumirse en pequeñas cantidades, pero de ninguna manera eliminarla, salvo en ciertas patologías renales, hepáticas o metabólicas.

 

Los glúcidos como el almidón debe ser el de mayor aporte, evitando el exceso de glucosa que se encuentra en el azúcar y que se ha relacionado con una incidencia cada vez mayor de diabetes, al igual que la lactosa relacionada con intolerancia. La sal de sodio se encuentra, presente de una forma natural en todos los alimentos, por lo que no debe de ser adicionado al cocinar los platillos y de hacerlo debe ser en pequeñas cantidades, ya que aumenta la prevalencia a la hipertensión arterial sistémica.

 

El agua simple es fundamental en la dieta mediterránea y en todo tipo de gastronomía por que representa en 70% de la masa corporal en el adulto, siendo mayor en la infancia y menor en la tercera edad.

 

El modelo de la dieta mediterránea es un patrón nutricional que podemos encontrar en diferentes gastronomías de otras regiones. O que podemos adaptar a la preparación de diferentes estilos de comida. En América previo al encuentro de dos mundos, se podía observar similitudes como una base amplia de cereales (maíz, amaranto, frijol, calabaza etc.) chile, insectos y pescado, carne de izcuincle, pavo, otras aves y reptiles como la iguana, también se sabía que era escaza en azucares y sal. Productos que se mezclaron con los procedentes de Europa para dar ese gran sabor saludable de La Cocina Tradicional de México que fue inscrita en el año 2010 por la UNESCO en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

 

Estudios más recientes han demostrado que la gastronomía basada en pescado y vegetales, estos últimos de tipo orgánico sin pesticidas, es la más saludable, pero siempre complementada con un equilibrio de otros productos de origen animal. Cuidando siempre la ingesta calórica adecuada, ya que la longevidad está relacionada directamente con la restricción calórica.

 

Hoy sabemos que la comida rápida es uno de los factores más importantes para el aumento de la obesidad, primero en Estados Unidos donde fue creada posterior a la segunda guerra mundial, notándose un incremento constante del índice de masa corporal en ese país y después en el mundo entero con su popularización.

 

El turismo en las últimas décadas ha alterado la gastronomía regional que como hemos visto es la más saludable, sustituyéndola por comida rápida y abundantes bufetes internacionales, refresco y aguas endulzadas con refill que proporcionan en muchos casos más del doble de los requerimientos calóricos requeridos, así como el alto consumo de grasas saturadas de origen animal en los platos fuertes, exceso de sal, azúcar, mantequilla, alimentos procesados ricos en conservadores y pesticidas. Siendo todo esto promotor de la obesidad, la hipertensión arterial, sistémica, diabetes mellitus, cáncer y otras patologías.

 

Afortunadamente en los últimos años la tendencia a ofrecer una gastronomía saludable en los destinos turísticos va en crecimiento. Cada día vemos de una forma alterna la oferta de un menú saludable, creado por equipos multidisciplinarios de chefs, nutriólogos y médicos. Estos menús además de ofrecernos una experiencia de sabor nos estimularan a realizar un cambio en nuestros hábitos alimentarios, modificando nuestro estilo de vida a uno más saludable. Bienvenido a la gastronomía wellness.

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